Es cierto que los rebrotes nos deberían encontrar en guardia, pero las diferencias entre la situación de confinamiento y mantener una actividad restringida son muchas. Estamos obligados a no desatender ningún espacio que contemple contacto presencial, para evitar la saturación del sistema sanitario y las consecuencias sociales y económicas que generaría otro periodo de confinamiento.
Entornos de transporte, laborales y educativos son los grandes ecosistemas que debemos blindar de medidas preventivas, pero ¿qué ocurre en los entornos de ocio y el tiempo libre?

El análisis en la transmisión del coronavirus SARS-CoV-2 plantea muchas hipótesis y pocas evidencias, es probable que el agregado de factores como el clima, la humedad o la distinta actividad humana en invierno, en ambientes interiores y con menor ventilación lo asemeje a otros virus respiratorios considerados estacionales, para lo cual deberíamos prepararnos para un round intenso de diciembre a febrero.
Lo que sí se ha demostrado ser clave de éxito (también de fracaso en países como UK, Brasil o USA) es el confinamiento, las medidas de distanciamiento y preventivas como el uso de la mascarilla.
Estos factores responden a una conducta responsable y a la actitud empática de la población.
¿Existen diferencias en estas respuestas en función de la edad?
Evidentemente no debemos generalizar, pero tampoco ignorar que estas respuestas dependen de la fisiología del cerebro. La madurez cerebral termina de completarse de media entre los 18 y 20 años con el lóbulo central, responsable entre otras muchas funciones, del control ético.
Además existen factores psicosociales durante la juventud que dificultan la capacidad para extrapolar medidas aprendidas en otros entornos, relacionados con la formación de la identidad y con una percepción del riesgo menor o falsas sensaciones de control.
¿Podríamos contrarrestar estos efectos naturales?
Los adolescentes necesitan interiorizar las medidas dentro de sus entornos, es donde construyen sus referencias y modos de conducta.
Plantear actividades que les permitan socializar es imprescindible para su desarrollo, además nos da la oportunidad para formar líderes de influencia y campañas con las que se sientan identificados e involucrados en esta complicada situación, que de otro modo la considerarán ajena y actuarán como tal.